Toparati y las cabras

Sobre los planes de apadrinamiento: voy a esperar al lunes o martes, a que los lectores habituales se reincorporen a su tarea de levantar España, ¡golfos!, y en cuanto tenga más opiniones al respecto de la propuesta, la pondré en marcha. Estamos preparando los perfiles de las niñas, para que tengáis todos los datos, y cuando empiece el asunto, os pediré que me escribáis un mail, no quiero que toda esa información esté disponible en este blog, lo gestionaremos todo “privadamente”. Ya hablaremos de los detalles financieros de la operación, creo que yo pagaré aquí y ya me lo iréis devolviendo, bien en persona cuando vuelva, bien por transferencia bancaria a mi cuenta española.

Post del domingo.

Toparati es Didi Toparati, una de las monjas. Las cabras, en este post, son algunas de las niñas, aunque Toparati también está un poco como una cabra. Cabras por aquí hay a patadas, y además estos días deben de haberse puesto todas de parto, porque hay cientos de cabritillos por los caminos y por los pueblos y campos. Cuando digo por los caminos debe leerse literalmente, justo en medio, que ni con los contundentes bocinazos conseguimos a veces que se despierten, durmiendo como están, para dejar paso al coche. Se ve que ya están acostumbradas a la música de las bocinas y ni prestan atención. De las vacas, mejor ni hablar, esas sí que son las reinas. El otro día, en Purulia, vi cómo una de ellas, que paseaba tranquila por las ruidosas calles, se metía en una tienda. Sin coña, subió unos escalones y asomó el morro. No creáis que nadie la echó de allí con cajas destempladas, qué va: la vaca observó, comprobó que no había nada que mereciera su interés y, tal y como había entrado, se largó. Todavía me pregunto para qué las tienen (las cabras, digo), pues ni las ordeñan, ni por supuesto comen su carne. Alguien me dijo que, tras criarlas, las venden, quizás para exportarlas, no sé. Las vacas, nada de eso, por ahí andan, yo creo que sin dueño, pero dueñas ellas de casi todo.

Desde hace tiempo, Toparati insistía en que un día teníamos que irnos de excursión, a escalar unas colinas que hay aquí cerca. Lo de colinas es mero eufemismo, pedazo montañones que echan para atrás. Así que un día, aprovechando que se levantó nublado, salimos de paseo. A las 5 de la mañana, por supuesto, no se vayan a creer: Toparati, Arni y yo, junto con la alegre muchachada, unas 8 o 9 niñas. Como no sabía de la dificultad de la escalada, me entretuve un rato pensando en qué calzado sería el más adecuado, si las zapatillas de deporte que me traje (aunque ésas están casi en exclusiva dedicadas al balón prisionero), o unas sandalias que también compré en España. Me decidí por estas últimas, pero cuando al salir vi que las niñas iban todas con chanclas, me sentí un poco avergonzado. Aunque si hubiera optado por unas chanclas, probablemente todavía estaría purgando el error, con los pies metidos en agua caliente, doloridos.

Toparati es la monja más joven que hay por aquí, debe de andar por los 25 años. Es monja “de segunda”, es decir, no es senior todavía, y por eso viste túnica blanca (aunque con complementos en naranja, por supuesto, firma de la casa). Toparati es felina. Es muy delgada, un poco más alta de lo que por aquí se estila, y tiene un cuerpo espléndido. Si le pusieras unos vaqueros ajustados y una camiseta, causaría sensación. Aunque claro, con estos hábitos, cualquier cuestión sexual queda enterrada bajo siete llaves. Lleva el pelo muy corto, y cuando va descubierta a mí se me da un aire a la estupenda Ariadna Gil (ay, envidiado Trueba). Yo la veo muy guapa, aunque ella rehuye las fotos, dice que sale muy fea. Supongo que inocular esos complejos forma parte de la educación monjil. Lo que resulta más increíble es, de nuevo, su historia, tan paralela a la de Didi Vratiisha. Resumo: niña espabilada, aventurera, cuyo principal entretenimiento infantil consiste en trepar a los árboles y escalar montañas, para disgusto de su padre, que no considera muy femeninas esas actividades. Decide estudiar, creo que bibliotecaria, no sé si entendí bien, y cuando termina, ¿adivinan?, la llamada paterna al matrimonio. Así que se larga de casa, desparece y recurre a la vía de liberación femenina habitual por estos lares: meterse a monja. Prueba con diversas sectas y religiones, hasta que encuentra a los Ananda Marga, y aquí se queda, imagino que por las mismas razones que Vratiisha. Le preguntamos por cómo se había tomado la familia su decisión, y por supuesto nos dijo que con sumo disgusto. Aunque de la decisión la familia solo tuvo noticia… ¡por carta! Qué cosas. Pero ella parece encantada aquí.

Así que, con Didi a la cabeza, salimos de caminata aquella mañana, las niñas felices, agarradas de la mano, en tríos, cantando canciones. Pronto las niñas empezaron a mostrarme sus dotes escaladoras, y como cabritillas triscando, empezaron a sortear rocas y trepar por laderas. Yo les decía, bromeando, que no podía seguir su ritmo, que estaba muy viejo para esos trotes, que por favor me esperaran, y ellas se reían mucho… aunque en realidad no era broma, jejeje. Toparati también se lanzó a exhibir sus dotes atléticas; verla trepando, con chanclas y todo el hábito, era de lo más gracioso; pero, coño, qué ritmo. Picado en mi orgullo masculino, me decidí a competir con ellas, y he de decir que estuve a la par, aunque luego lo he pagado con agujetas durante un par de días. Arriba, en la cima de la montana, el paisaje era espléndido: un cielo nublado, grisáceo, a Arni le venía la melancolía de los cielos británicos (ya me dirás tú qué encanto pueden tener los cielos británicos, pero aquí tan lejos se perdona todo). Y a nuestros pies, toda la llanura, en la que se veía, allí al fondo, el colegio. Aquello pedía a gritos, o quizás en silencio, un momento de meditación, y en ello nos embarcamos, Didi en la absurda posición que se aprecia en la foto, como fulminada por un rayo. A su lado, Arni trata de seguir su ejemplo. En otra de las fotos podéis ver a todas las niñas, all scattered along the hill. En primer plano, Susmita, la niña sonriente. En la tercera foto podéis ver a Nilima, de verde y con un pañuelo azul, con su embaucadora sonrisa.

Con tanta meditación y tanto ooommm, nadie reparaba en que todavía nos quedaba la bajada, que incluso alguien poco avezado en estas lides como yo sabe que los descensos son siempre más complicados. Pero Didi, la cabra de Katanga, encontró un camino para bajar en el que apenas corrimos riesgos, más allá de un par de resbalones que intenté que pasaran inadvertidos, pues no era cuestión de perder, conjuntamente, la compostura, la dignidad y el aura de superDada que estas niñas me han asignado. Por el camino empezó a llover, y las nenas se pusieron enseguida a buscar remedio: buscaron unos árboles con unas hojas grandes y se pusieron a la tarea de confeccionar unos gorros y unas capuchas, trenzándolas hábilmente con pajitas. Me resulto fascinante cómo todas sabían qué hojas eran convenientes y la manera de coserlas, cuán diferentes son los conocimientos de un mundo y otro. Y me recordó, por otra parte, a una de las competiciones de las que no os hablé en el post correspondiente, el del día de fiesta en los poblados, una en la que las mujeres se retaban a confeccionar una especie de plato, con esas mismas hojas, una competición en la que contaba tanto la rapidez como la perfección en la ejecución. Aunque sabía que aquello iba a ser la puntilla para mi imagen, me presté a posar, con cierta cara de panoli y junto a smiling Susmita, con el ornamento.

Llegamos sin más avatares al colegio: eran apenas las 8:30 de la mañana, pero mi cuerpo se sentía como si hubiera transcurrido una intensa jornada. Y así había sido.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

I'm afraid of people who have stayed here in Madrid. But really that bad over time we've had, I am glad not to have gone anywhere.

I personally, given my addiction to your blog, I missing the agility of other days. I understand that these tasks climber you've had no time to write, jejeje.

Incidentally, I have no words to describe your photo with the little hat of leaves.

I though that I have not gone on vacation, I had the traditional family gatherings of these dates. In one of these, I did get the comment of a very good site to entertain children and teach them poems and other entertainment.

I have leave to send it, if you feel it appropriate to use with girls.

http://recursosinfantil.galeon.com/index.htm

I hope to hear from you soon. Anxious wait the arrival of the rest of the staff to move forward on the issue of sponsorships.

Enjoy a lot to us all. I still remember some excursions to the "pools of Soto del Real" puff back up the bones. We are from another world but in the field give us a thousand rounds ... and as for everything else too. It is envy of the healthy!

kisses

Anónimo dijo...

La verdad es que con el sombrero te pareces a los soldados de las peliculas americanas cuando estaban en el Vietcom.

La descripción de Toparati ha sido bastante buena en matices, vamos que me imagino yo a la criatura con los pantalones de esta temporada y un sequito de muchachos detras de ella.
Por que sera que la revolución cultural pasa por la religión???.
Igual al final los mundos no difieren tanto:
* hubo una epoca que para no casarse las mujeres se metian a monjas. (en lo llamado Occidente)
Las alumnas se enamoran de los profesores, y de los que son como tú más. ¿te suena?.
La malas caras a los arbitros, veo que son nota comun.

Al final, en el fondo todos nos parecemos muchos, donde más podemos diferir son en las formas.

Como se nota que vuelvo de las vacaciones.

Anónimo dijo...

¿Espléndido?. ¿Se está poniendo en marcha tu instinto?, o ¿es la represión la que habla por si misma?. Amigo, con tanta cabra por esas montañas, ¿que hace un cabritillo de Madrid?...Oooohmmmmmm
Envidia la que sentimos los pobres mortales que seguimos en esta España represiva y consumista, egoista y desmesurada en todas sus dimensiones. Danos todo lo que puedas en la distancia para poder saborear y digerir lo que nos transmites con tus palabras.

Anónimo dijo...

Pues habrá que salir del eco-nomato, como dicen por ahí arriba... Será cuestión de cambiar los mojitos por cañas este fin de semana en la latina! Soy Raquel del MEFC(alumna si, si, y sin ninguna otra intención que la de ayudar, que quede crystal-clear, listillos...), cuenta conmigo. Si te hace falta alguien más, tengo una donante potencial en cartera. Ya dirás.
He aprovechado estos días en casa para consultar la ubicación de Purulia en el Atlas de la Larousse de toda la vida, estás efectivamente in the middle of nowhere! Cómo puede ser que sea el paisaje que nos enseñas tan seco?
Aupa. Sigue disfrutando. ra

Anónimo dijo...

Se te está poniendo cara de Didi con esas hojas en la cabeza tío...jajaja. Ya estoy aquiiii. Y me he pasado el lunes en una playa de Valencia comiendo monas y levantando el cachirulo (que se abstengan los malpensados). Pero lo que quería contar ha sido mi "lapsus imaginis". Estaba yo allí muy concentrado en mi cachirulo, cuando de repente por el rabillo del ojo noté algo raro aproximandose por el flanco izquierdo, dejé que mi cachirulo haciera piruetas en una corriente propocia y me fijé más; pues era una mujer envuelta de forma muy "peculiar" en una gran toalla (¿adivinais el color?) pues si! naranja butano! "¡Ooohh, Vratiisha Kenny, Kenny Vratiisha se ha teletransportado aquí Bisbooo!", me dije con los pelos de punta y el cachirulo cayendo en picado. Menos mal la melódica voz de mi madre me trajo una vez mas al mundo real llamandome a comer el último trozo de mona ( era un Messi por supuesto!) y recobré la cordura...no sin dejar de pensar que el Blog del Pablo me esta afectando sin remedio. :) besos

Anónimo dijo...

Antes de que me caigan encima los "correctores de estílo" ;). Estos fueron lapsus dedus: perdon! era "hiciera" y "propicia". Que tengo sueñooo y ya me voy al sobre. Hala, + besos

Anónimo dijo...

Ni Didi ni Dada, a mi en esa foto me has recordado ( no sé porqué) al mismísimo Enjuto Mojamuto...jejeje, además como siempre miro las fotos antes de leer ( cuando hay) no daba con qué tenias en la cabeza.Hay que ver cómo la falta de recursos desarrollan la creatividad y la imaginación, a ver quien era el listo aquí de pensar siquiera en la utilidad de esas hojazas ante un chaparrón. abrazos

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