Didi Ananda Vratiisha

Sin duda, el personaje más extraordinario que me he encontrado aquí es Didi Ananda Vratiisha, Didi para los amigos, entre los que me encuentro. Aunque más que amigo, soy como un hijo para ella (en realidad, me han salido varias madres aquí, ¡mami!, se te disputan el trono). Es una chica de unos 30 años (pero recordad que yo tengo 27 en sus cálculos, jaaa), que habéis podido ver en alguna de las fotos que he colgado en posts anteriores. Lo que pasa es que en esas fotos sale con todo el hábito, tan similar al de las monjas cristianas, salvo por el alegre color naranja, característico de los Ananda Marga (también los Dadas lo llevan). Por cierto, ahora que menciono los hábitos monjiles, se me ocurre pensar en lo parciales que somos en nuestros juicios sobre otras culturas (burkhas, pañuelos, etc.), cuando en nuestro entorno tenemos, y estamos acostumbrados tolerar, atuendos similares. Ya, ya sé que no es lo mismo, que lo uno es para quien lo elige y lo otro… pero…

Yo apenas la reconozco cuando se pone su traje de buzo, porque estoy acostumbrado a verla descubierta por el colegio; lleva el pelo corto, como casi todas las Didis. Como quizás se aprecie en las fotos, es una chica fuertota. Vamos, que te da un hos… y no lo cuentas. Esa fortaleza no es sólo física, como veréis más adelante.

Hago un paréntesis para contaros algo sobre los Ananda Marga (camino de la bendición, más o menos), la secta o como queráis llamarlo con la que convivo. La fundó un tipo, allá por los años 40, creo, y es una macedonia de valores hindúes, humanistas, no sé si algún toque cristiano… un Dios único, que al final no me he enterado si está en todas partes, dentro de cada uno de nosotros o dónde. Es que en cuanto empiezan con que si la energía cósmica, las fuerzas espirituales, etc., ya me pierdo. En fin, podéis encontrar detalles en la impagable Wikipedia, donde podréis enteraros también de algunos episodios turbios de monjes quemándose a lo bonzo y algún coqueteo con el terrorismo, allá por los años 70. Pero bueno, ahora están fundamentalmente dedicados al rollo de la meditación y la tarea humanitaria, sobre todo enseñanza, no solo en la India, también en otros países asiáticos, o en Haití, por ejemplo. Los que me conocéis sabéis bien de mi alergia (¡urticaria!) a todo lo que tenga un toque religioso. Pero oye, vista la tarea que hacen, he decidido que estoy dispuesto a pasarlo por alto. Porque ya me gustaría ver a alguno de nuestros Roucos por aquí; ¡ah!, es verdad, que están muy ocupados manifestándose y vigilando el uso de condones. Ay, Señor (o Baba), qué cruz. O qué cabrones, directamente.

Pero vuelvo al redil. Por lo que he conseguido entenderle a Didi, su historia es más o menos como sigue. Sus padres son gente acomodada, de cerca de Calcuta. La niña (creo que sólo tiene un hermano) se cría en una familia estupenda, la niña de la casa, porque tiene varios tíos o tías sin más descendencia que la miman a base de bien (¿a qué me suena eso?) . Espabilada en los estudios, decide que quiere estudiar Ingeniería, pero el padre dice que nanay, que a casarse tocan. Didi, que ha visto el percal de cómo son los hombres y los matrimonios hindúes, decide que a otro perro ese hueso, que a ella no la somete nadie. Y entonces se larga de casa, y emprende una búsqueda de algún lugar en el que ella pueda desarrollar su potencial sin que ningún hombre la tenga sometida. No hay muchas opciones para eso en la India, y parece que la única solución pasa por meterse a monja. Coquetea con alguna otra religión, incluso pasa unos meses trabajando en la UNESCO, pero no acaba de convencerle el papel de las mujeres en esas organizaciones, y finalmente descubre a los Ananda. Ella cuenta que tuvo un sueño premonitorio, en el que veía la imagen del fundador de esto, pero en fin, algún elemento místico tenía que tener el asunto, yo más bien creo que es que aquí vio que las mujeres tenían cierta autonomía, y por eso se enroló.

Y se puso a trabajar y ha montado esta escuela, ella solita, con ayuda de los voluntarios que han ido pasando por aquí (incluyendo una española que estuvo por aquí y que dejó notable huella, Rosa, besos si lees esto… si es que como los españoles, jejeje). Y son logros extraordinarios, para lo que se ve aquí: el edificio, las otras escuelas, la labor médica, la educación que da a las niñas… Una de las reglas de los Ananda es que tienen que abandonar todo contacto con la familia, o al menos no pueden regresar a su casa, salvo en caso extremo. Sospecho que perder contacto con su padre no le quita el sueño, pero con su madre sí (ay, las madres), que dice que siempre la apoyó. Por cierto, que de vez en cuando le manda al padre fotos de lo que ella está construyendo aquí. Un ajuste de cuentas que a mí se me antoja de lo más merecido.

Cuenta algunas historias que ponen los pelos de punta. Como aquella vez que entró en el colegio un tipo, que tras apuntarle a la cabeza con una pistola, le exigió todo el dinero que tenía. Ella dijo que dinero, ni catarlo, que si quería matarla, que adelante, tras lo que se puso en actitud meditativa. El tipo debió de salir espantado, o simplemente confundido. Su argumento, aunque lógico, me dejó espeluznado: si accedía a darle dinero, entonces se podría correr la voz y podrían venir más ladrones (!). Y que si no se mostraba fortaleza a la primera… En realidad este sitio no es muy seguro, está tan aislado que puede venir cualquiera y nadie se enteraría. Por la noche hay dos hombres que se quedan de guardia. Pero sospecho que no están descontentas de tenerme a mí todo el día por aquí (yo creo que hasta con tres canijillos de éstos sí que puedo). De todas formas, Didi tiene línea directa con la policía, que llegan en un plis-plas (no me imagino cómo) al rescate. Parece ser que la policía no se anda con chiquitas aquí, y lo primero que hacen con el desventurado del que se hacen cargo es canearle a base de bien; una vez que ya está suavecito, lo mandan al juez correspondiente. ¡Viva el hábeas corpus!

Didi me quiere mucho, my son, me escribía hace un rato en un mail que me mandaba desde Calcuta, donde está ahora. Está encantada conmigo. Tanto, que está haciendo la vista gorda con mi adicción al tabaco, y me “deja” (bueno, hace como si no se enterara) fumar en mi habitación. Lo que hay que valorarlo como merece, porque los Ananda, mientras que son muy tolerantes con otras religiones, no lo son en absoluto con las adicciones. De todas formas, no serán las recurrentes indirectas que me lanza sobre lo malo que es fumar lo que me haga dejarlo. Me bastará con el tabaco indio que consumo, ¡al lado del cual un Ducados parece rubio light! Le gusta cómo trato a las nenas, y por supuesto está encantada con las compras que he hecho para el colegio (aunque las acepta con notable arrobamiento). En particular, cuando les compro dulces, porque, como corresponde a una monja (sea cual sea su religión), es golosona :) Y en su peculiar inglés me recuerda periódicamente, señalándome, que “you, a very good heart”. Qué queréis que os diga, aunque no sea tan cierto como ella sostiene, a mí me gusta oírlo, y me emociona.

A veces le digo que un espíritu como el suyo debía haber nacido en otro lugar, en alguno en el que una mujer como ella hubiera tenido todas las posibilidades para desarrollar una carrera. Aunque, cuando lo pienso detenidamente, y veo cómo habla a las niñas de la importancia de buscarse una independencia económica, de que no es necesario casarse joven, de que no deben aceptar las condiciones habituales de los matrimonios… entonces me doy cuenta de que éste es justamente su sitio.

(Dedicado a mi madre, claro. Para que sepa que hay espíritus feministas e indómitos como el suyo en otras partes).

8 comentarios:

Mam dijo...

Y naturalmente tu madre está llorando a moco tendido. Pienso que lo que estás viviendo está aún más allá de mis sueños; que has tenido una suerte inmensa cayendo ahí y las nenas y las didis más suerte aún. Desde aquí empiezo a animar a todos los que entran en tu blog a pensar que, cuando tú vengas, hay que seguir tu labor de cualquier manera. Ya nos dirás la mejor.
Me inquieta sólo que estéis tan apartados de otros pueblos. Pero... el riesgo está en todas partes. Te adoro. Mam.(esta vez- sólo esta vez- no va anónimo).

Anónimo dijo...

turquia 1 españa 2

Anónimo dijo...

el post mas hermoso que he leido jamas, un abrazote
españa oeoeoeoeoeoeoeoe

Anónimo dijo...

Didi, todo un personaje, de los que es necesario conocer al menos 1 vez en la vida.

Y tú todo un artista en la expresión, ¡¡¡espero que por fin escribas el libro¡¡¡¡, y todo corazón en el interior.

No me extraña nada que la mam llore a moco tendido.

Ya estoy esperando el próximo post.

Anónimo dijo...

Te voy a leer cuando salga del trabajo porque si lo hago con el café de la mañana me paso un buen rato rumiando alguna idea hasta que por fin me animo a poner un comentario (con la consiguiente caída de mi productividad, especialmente en días aburridos como el de hoy).
Prepara a tus niñas para la lucha porque eso es lo que les espera si esocgen abrirse camino solas. Lucharán para ganarse la vida, para mejorar sus condiciones económicas, ganarse el respeto de sus jefes y compañeros, lucharán en los momentos de pérdida de confianza y tendrán que afrontar la gran soledad que uno experimenta cuando se sabe único responsable de la decisión que toma. Diles que MERECE LA PENA, que el premio de tanto esfuerzo es la fortaleza, la confianza que van a ganar en sí mismas al comprobar que salen adelante solas.
Uff, ya me lo he sacado de encima!ra
PS: Respecto a tu primer día malo: Thank God, you're human...

Anónimo dijo...

Extraordinaria mujer!. Mi admiración y mis saludos.Creo que están aprendiendo mucho las niñas y con que alguna siga sus consejos, valdrá la pena. Esas personas no pasan inadvertidas. Creo que la gente que te leemos también aprendemos y estamos ansiosos cada día por leer tu mensaje. Personalmente me encantaría uno dedicado a Sunita; debe ser una artista y muy entrañable. Ah! los niños.....como en todas partes. Pero aprenderás a ser habilidoso con ellas, ya lo verás. Algunas de las ideas que te enviando, están muy bien. Hasta mañana.

Anónimo dijo...

A veces la vida nos hace regalos, dejando que personas como Didi Ananda Vratiisha lleguen a nuestra vida y nos den lecciones diarias de entrega, de fortaleza, de valor, de amor. Eres afortunado, muy afortunado y todos nosotros también por tener un amigo como tú. Este "Cuaderno de Bitácora" (me gusta más decirle así que Blog) no sólo es la ventanita que nos deja asomarnos a ese mundo al que te fuiste, para mí es ya una fuente de inspiración y otra forma más de aprender las cosas valiosas de la vida a través de un Dada :) como tú. Gracias Pablo.
Ya me contarás qué podemos hacer desde aquí, yo me apunto a lo que propongas. Besos

Chachi dijo...

Enhorabuna a ambos: a Mam ( por ser como es ) y a Dada ( también por lo mismo ). Un caso como el tuyo no se da solo por casualidad. Alguien te ha tenido que influir y estimular para que saques ese talento y sepas apreciar esos detalles que tan bien narras. No solo vale con estar ahí. Hay que tener ese punto de sensibilidad para poder apreciar a los que te rodean. Reitero mis felicitaciones.

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