Empiezo por esto último. El sistema es semejante al de España: una educación primaria hasta los 14 anos y una secundaria hasta los 18. Luego vienen los colleges, que ya pueden ser públicos o privados. En principio, la primera etapa es obligatoria y gratuita. Pero os podéis imaginar que no es así en la práctica. Una buena proporción de los niños, al menos en esta zona rural, no van a la escuela, sino que trabajan en las cosas más variopintas. Me contaba un profesor de inglés con el que estuve hablando el día que acompañé a las mayores a su examen final (véanse las fotos de más abajo) que los niños pagan unas 3 rupias al mes, lo que viene a ser unos 5 céntimos de euro. Pues bien, es una cantidad fuera del alcance de muchas familias, imaginaos. Por otro lado, es increíble el respeto que tienen aquí a los profesores. Mientras hablaba con éste, las niñas que pasaban por allí lo saludaban y le tocaban los pies, símbolo máximo de respeto aquí. Pues eso, igualito que en España. El tipo era un encanto, y su inglés era bastante bueno. Por cierto, el primer loco por el fútbol que me he encontrado aquí, creo que lo llamaré cuando sean las semis de la Champions para verlas con él (aunque a él le tira más el Manchester). La enseñanza es en bengalí aquí, salvo una asignatura de inglés. De esta última solo puedo decir que su eficacia es similar a las análogas de España: nula. Hablan un inglés horroroso. No digo que el inglés haya sido nunca el fuerte de los indios, pero parece ser que hace unos años a algún iluminado se le ocurrió que era conveniente reducir su peso en el currículo, ¡idioma del Imperio!, y así les va la cosa.
Aquella mañana en el instituto fue de lo más interesante. Mientras las niñas hacían su examen, yo fui conducido al despacho del director, que no todos los días pasaba por allí un blanquito (por cierto, en las dos semanas que llevo aquí, y ya me he movido por bastantes sitios, todavía no he visto a ningún otro extranjero, lo que acrecienta mi sensación de alienígena; así la gente se vuelve para mirarme, sin recato y con asombro, por la calle). Entendiéndonos como podíamos, me logró explicar la endiablada situación política en la India; hasta terminamos hablando de Tagore, y se empeñó en que escribiera unas líneas en el libro de visitantes (!). Luego apareció otro tipo, el encargado de la biblioteca. Ni os imagináis el orgullo con el qu
e mostró aquella habitación, en la que junto a los armarios con libros se apilaban también algunos sacos de patatas, ni con qué emoción me instó a hojear el libro de registro de préstamos, escrito en estos maravillosos caracteres bengalíes. Me sentí, debo decirlo, algo abrumado por tantas atenciones. Cuando las niñas terminaron, nos hicimos unas fotos con el director de la escuela. Veréis que parezco una especie de gigante, pero es que son bastante canijillos por aquí :) El colegio, por otra parte, estaba en medio de un descampado, al que los niños llegan andando o en bici, con sus lindísimos uniformes (al menos los pequeños). Os incluyo un par de fotos para que os hagáis una idea. 

Al terminar nos fuimos a come
r a un colegio que tienen las Didis cerca, y nos hicimos la foto de familia que os adjunto. Ahí tenéis a la Class 10, en plan alineación futbolística : Didi Ananda (se me hace raro verla así, con todo el hábito, por el colegio va descubierta), Shaki, Gouri, Alka, Kalyani, Suma, Tonuka, Nirmola, Triloki y alguna más de la que todavía no conozco el nombre.
En el colegio, además de las computer classes, doy estos días clases de mates a las mayores. En realidad a tres de ellas, a Gouri, Shaki (que son hermanas) y Alka. A esta última la encontraréis en la foto debajo de Didi Ananda. Las otras dos están justo dos posiciones a su derecha (arriba y abajo). Estamos trabajando con un libro de matemáticas avanzadas que, caramba, es serio. Vamos, dudo mucho que mis chicos de tercero o cuarto supieran hacer esos ejercicios con raíces n-ésimas y logaritmos, o los de combinatoria. No me extraña que haya tan buenos matemáticos indios, siguiendo la tradición de Ramanujan, si en el Instituto aprenden estas cosas. (Por cierto, Helen, gracias por el libro. En realidad sospecho que al autor le interesaba más contar el ambiente gayer del Cambridge de principios del siglo XX, sudorosos jugadores de cricket incluidos, que la propia historia de Hardy y Ramanujan, pero aun así está espléndido. Ah, si tienes oportunidad de leerlo, a ver si adivinas a quién me recordaba el retrato que de Littlewood hace el autor ;) ).
La enseñanza aquí está bastante anticuada, casi todo se basa en la memorización. Es entrañable ver cómo las niñas repasan la lección cada tarde, sentadas de cara a la pared, recitando en voz alta lo aprendido. Pero también tiene sus ventajas: por ejemplo, Rupa, con sus 7 añitos, se sabe perfectamente todas las tablas de multiplicar (Albita, ¡vete preparando para cuando vuelva!). Pese a todo, el libro que estamos manejando es un poco duro para las niñas, aunque Shaki es realmente lista. Si nos da tiempo en estos meses, creo que llegaremos a ver cosas sofisticadas, incluyendo lo que da titulo a este post. Porque quién me iba a decir que, en este rincón apartado del mundo, at some moment I’ll be dealing with… complex numbers.
(Éste va dedicado a Josechu, mi amigo y maestro, justamente en ese orden)
r a un colegio que tienen las Didis cerca, y nos hicimos la foto de familia que os adjunto. Ahí tenéis a la Class 10, en plan alineación futbolística : Didi Ananda (se me hace raro verla así, con todo el hábito, por el colegio va descubierta), Shaki, Gouri, Alka, Kalyani, Suma, Tonuka, Nirmola, Triloki y alguna más de la que todavía no conozco el nombre.En el colegio, además de las computer classes, doy estos días clases de mates a las mayores. En realidad a tres de ellas, a Gouri, Shaki (que son hermanas) y Alka. A esta última la encontraréis en la foto debajo de Didi Ananda. Las otras dos están justo dos posiciones a su derecha (arriba y abajo). Estamos trabajando con un libro de matemáticas avanzadas que, caramba, es serio. Vamos, dudo mucho que mis chicos de tercero o cuarto supieran hacer esos ejercicios con raíces n-ésimas y logaritmos, o los de combinatoria. No me extraña que haya tan buenos matemáticos indios, siguiendo la tradición de Ramanujan, si en el Instituto aprenden estas cosas. (Por cierto, Helen, gracias por el libro. En realidad sospecho que al autor le interesaba más contar el ambiente gayer del Cambridge de principios del siglo XX, sudorosos jugadores de cricket incluidos, que la propia historia de Hardy y Ramanujan, pero aun así está espléndido. Ah, si tienes oportunidad de leerlo, a ver si adivinas a quién me recordaba el retrato que de Littlewood hace el autor ;) ).
La enseñanza aquí está bastante anticuada, casi todo se basa en la memorización. Es entrañable ver cómo las niñas repasan la lección cada tarde, sentadas de cara a la pared, recitando en voz alta lo aprendido. Pero también tiene sus ventajas: por ejemplo, Rupa, con sus 7 añitos, se sabe perfectamente todas las tablas de multiplicar (Albita, ¡vete preparando para cuando vuelva!). Pese a todo, el libro que estamos manejando es un poco duro para las niñas, aunque Shaki es realmente lista. Si nos da tiempo en estos meses, creo que llegaremos a ver cosas sofisticadas, incluyendo lo que da titulo a este post. Porque quién me iba a decir que, en este rincón apartado del mundo, at some moment I’ll be dealing with… complex numbers.
(Éste va dedicado a Josechu, mi amigo y maestro, justamente en ese orden)
1 comentarios:
Hoy por fin he podido leer tu blog y has conseguido dos cosas, que me lo haya leido todo de tirón (eso para mi es un gran logro, por mi forma de ser algo inquieta la lectura precisamente no es mi fuerte...) y que me mantenga despierta... pero es que me ha enganchado todo lo que vas contando, las niñas, la meditación sus bailes, estar en otro mundo .. y sobre todo el como te han encandilado unos ojos infantiles. Sigue contando tus batallitas diarias que al final acabará en best seller.
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