Y empezó el alboroto. Debo decir que no guardamos registro gráfico de la ceremonia en sí, pues parecía conveniente permanecer atentos al rito, lo que nos inhabilitaba para la labor simultánea de fotógrafo. Como las Didis también andaban en el ajo, le encargamos la labor de paparazzi a una de las profesoras. Pero resulta que la cámara no es fácil de manejar, y como buena reflex, hay que mantener apretado el botoncito hasta que se enfoca. La instrucción de “hold press” debió de quedarse únicamente en “press”, pues aunque la mujer apretaba una y otra vez el botón, al final de la ceremonia descubrimos que en realidad no había hecho ni una sola foto. Una lástima, la verdad, porque el rito estuvo chulo. Vratiisha y Tapashila oficiaron la ceremonia, la primera como mi madrina, la segunda por parte de Irene. Parece ser que este papel de madrinas las homologa automáticamente como segundas madres (y segundas suegras, visto desde el punto de vista diagonal). Creo que de nada habría servido alegar lo de que madre no hay más que una. Así que las anaranjadas monjas sacaron el librillo de salmos y se pusieron a alternar cantos en sánscrito con largas parrafadas llenas de promesas y obligaciones contractuales en inglés, que debíamos repetir obedientemente.
En una boda española, código civil mediante, creo recordar que se prometen ya pocas cosas, salvo alguna generalidad sobre el respeto mutuo. Supongo que en las ceremonias religiosas te comprometes a alguna cosilla más, aunque he hecho el esfuerzo de olvidar lo que se decía en las últimas a las que acudí. Sin embargo, en ésta, la lista de compromisos era larga y detallada. Los primeros eran algo asimétricos, pues a mí me correspondía garantizar el alimento, y a ella algo sobre cuidar a mi familia (ignoro si se refería a la actual, cuñados y sobrinos incluidos, o a la que ha de venir). Pero en lo tocante a cuidar la mental health y procurar el spiritual development del respectivo, la simetría era completa. Pese a que realmente ignoro cuál es la letra pequeña de estos compromisos, ninguno de los dos me sonó mal. Y estuvo lindo ir repitiendo lo que las Didis nos decían, mejorando en ocasiones su pronunciación, de suerte que a veces nos miraban algo extrañadas, sin tener muy claro si estábamos diciendo exactamente lo mismo que ellas nos habían indicado. Finalizados los votos, nos intercambiamos los collares florales hasta tres veces (en una de ellas, claro, perdí el cachirulo, para regocijo y carcajada de los asistentes) y luego nos entrelazaron las manos con unas guirnaldas. Una vez liberados, y para terminar, le coloqué las pulseras ceremoniales, y marcamos las respectivas frentes con la tinta roja del matrimonio. En ese momento, todas las nenas, que hasta entonces habían permanecido en silencio, medio fascinadas por la ceremonia, prorrumpieron en un aplauso generalizado. A lo que siguió la habitual lluvia, pero no de arroz, sino de flores; como siempre ocurre, alguna tiró a dar. Oiga, fue emocionante.
Dejo para el final la foto “oficial” de la boda, en la que posamos felices y, al menos en mi caso, afortunadamente desprovisto del inefable cachirulo, junto con nuestra madre india: the one and only Didi Vratiisha. Se la ve contenta.
Le hemos impreso la foto en grande, y creo que ningún otro regalo le habría podido gustar más. Ejem, bueno, quizás el nuevo portátil HP que le hemos comprado para sus Didi-cálculos y sus Didi-cartas, pero salvo eso… Por cierto que los desconchones de la pared no son de atrezzo, es que al cole le hace falta una buena mano de pintura.Empecé el post trazando analogías con el Burton y la Taylor, por aquello de los recasamientos. Aunque pensándolo bien, como tampoco andamos sobrados de glamour, nos cuadra más la versión local formada por María Jiménez y Pepe Sancho. Y con la primera, canto aquello de…
¡se acabó!
porromponpon
… porque yo me lo propuse y sufrí,
como nadie había sufrido y mi piel….
6 comentarios:
Qué bonita crónica, Pablete! Así se puede uno casar varias veces por países diferentes; esto es una boda festiva en la que participa todo el pueblo con unos enternecedores niños con mirada emocionada y con unas didis...inefables. Y qué guapos estáis; tú también, tú también.
Por aquí, locuras colectivas: R.Madrid versus Barça y en mi casa se reunen todos con distintivos varios excepto Andrés que viene con el equipo español porque no quiere que lo eche de casa. Espero que los puedas ver y que Irene comprenda.
Esto saldrá publicado en Hola, seguro. Un poco de retoque en los decorados y exclusiva fija. Yo me encargo de filtrarlo a la prensa rosa.
Bueno!!! esto de vuestra segunda boda ha sido casi tanta sorpresa como la primera.
Liz está estupenda y tu Burton no estás nada mal.
Disfrutad de ese momento "irrepetible y único" a no ser que vuestra tercera boda lo supera, aunque será dificil.
Un besazo.
Raquel
si si yo tambien vi el resultado el partido quedó 75 % a 0 % de posesión ó 1 a 1, es que a veces la gente se pierde con tantos datos, pero por favor hombre si el " barca caca " terminó pidiendo la hora......perdona pero no me pude contener.... hoy es el primer dia que leo tu blog y eso despues de una llamada tuya que primero no supe reconocer tu india voz y que luego me dio mucha alegria y me recordó a la vez que tenia algo pendiente contigo, como siempre fascinante y la boda lindisima que pena lo de las fotos aunque viendo la pinta que tienes con el cachirulo-gorro de los pitufos no se que decirte, en cualquier caso estais guapisimos en hora buena otra vez y esta noche te pondré un mensaje o no como diria rajoy......
Viva los novios¡¡¡¡¡
Nos alegramos del enlace (o enlaces) y os deseamos lo mejor desde muy cerquita en el mapamundi.
Oscar y Nina.
Por fin hijo ... al fin casado ante alguna divinidad. Que eso de reducir tan noble institución a puro papeleo ¡no puede ser!
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