Resulta peculiar que alguien como yo, con reconocida aversión al matrimonio, trámite que siempre consideré innecesario y evitable, ande ya por mi segunda boda, y en pocas semanas. Pero dado que mi partenaire ha resultado ser la misma en ambos acontecimientos, más que un trasunto de Zsa-Zsa Gabor, permítaseme que me arrogue el papel de Richard Burton (en versión usereña); dejo para mi legítima el más lucido de Liz Taylor. Aunque puestos a comparar, entre la burocrática ceremonia de la Casa del Reloj madrileña, con concejala del PP incluida, y el festival vivido aquí, como que no hay color. Quizás es que esta última anduvo sobrada de él.
Como los lectores del blog ya sabrán, todo este lío ha ido saliendo de la imaginativa mente de Didi, con la inestimable complicidad de Irene, a quien las coloristas ceremonias indias le pirran e inspiran. Reconozco que yo tampoco me he opuesto con energía, pues una vez que comprobé que la suerte estaba echada, opté por adoptar la estoica actitud del “why not?”. Y como ni pinchaba ni cortaba en la organización, me limité a seguir fielmente los mandados que ora Didi, ora Irene, me encomendaban. Que los hubo, y muchos, porque a pesar de que al final no se cumplieron las expectativas más extremas y kitsch (léase corcel blanco), la ceremonia fue masiva, variada y algo alambicada.
El día anterior estuvimos en Purulia haciendo las compras pertinentes, sweets y cold drinks para la marabunta de nenes y nenas que la Didi había decidido invitar, sin hacer distingos sobre si venían de parte del novio o de la novia.

En la foto parezco discutir con Didi Tapashila, en la tienda de dulces, al respecto de quién se hace cargo de los gastos, que no, que lo pago yo, que no sea por dinero. Aunque en realidad cebar con dulces, bebidas y abundante comida a los 100 y pico asistentes a la boda no salió por más de 100 euros. En realidad no supimos cuántos invitados habría hasta el mismo momento de la boda, porque en los días anteriores Didi Vratiisha nos amenazó varias veces con aprovechar la ceremonia para añadir alguna otra celebración, dos o tres por el precio de una: primero el bautizo de la hija de Shibani, luego el del babu de una de las profesoras… Por cierto que hizo coincidir la boda con la fiesta de año nuevo en el calendario bengalí; así las nenas se acordarán cada año del momento, argumentaba con contundencia para negar la posibilidad de aplazamiento alguno. Pero al final no salió ninguno de esos planes, y la boda fue en familia, la abundante familia que aquí me he echado a las espaldas: las 60 nenas del cole, las 30 huérfanas y los 40 y tantos nenes de la escuela primaria, todo el Universo de Umanivas. Añádanse las correspondientes Didis, las señoras que trabajan en el colegio, y algún avispado que, aprovechando la confusión, se coló para ponerse como el tenazas.

La mañana del día de autos fue ajetreada, porque preparar comida para tanta gente no es asunto baladí. Aquí vemos a parte de la fuerza laboral entretenida pelando patatas, tomates y vegetales. Una vez preparada la pitanza, tocaba acicalarse. Las nenas, que ya lucían sus mejores galas (lentejuelas y encajes, que no falten), raptaron a Irene para adecentarla convenientemente. Es costumbre en las bodas, no solo en las indias, que el novio sea una especie de pasmarote del que nadie se ocupa, vamos, que porque tiene que estar presente en la ceremonia, que si no… Así que cuando preguntaba, entre aburrido e impaciente, cuándo me tocaba a mí, todas me contestaban, algo displicentemente, wait Dada. Finalmente alguien se dignó a pasarme el punjabi, así como el dhoti correspondiente. Ponerse el camisón (punjabi) no requería gran habilidad, pero lo del dothi, que es una especie de falda (¿o es un pañal?) que se arremete varias veces entre las piernas, ya es otra historia. Al final, a pesar de sus iniciales reticencias (pues había que pasar las manos cerca de zonas harto delicadas), conseguí convencer a Didi Tapashila para que me ayudara.

En la foto adjunta, en la que aparezco ya sentado en la sala de ceremonias, se puede apreciar la combinación. Junto a mí están los chavales de la escuela primaria, pues las Didis optaron por catalogar a los niños como invitados del novio, y a las más numerosas nenas, como de parte de la novia. Mis colegas también iban vestidos con sus mejores camisas (cuáles serían las peores). Por cierto que el dhoti-falda tenía un aire Lokomía que no supe explotar como quizás la ocasión lo mereciera. Shusmita se ocupó de pintarme unos puntitos por la cara, con una pintura que, pese a que me aseguraron lo contrario, tardó en quitárseme un par de días y varios lavados. Con cada añadido, mi aspecto se volvía cada vez más ridículo. Pero aunque todavía no lo sabía, aún quedaba un aditamento a la vestimenta.
Pero, ¿y la novia? La novia andaba lidiando con el enjambre de Didis y nenas que se disputaban las tareas de maquillaje, vestimenta y enjoyado. Por lo que me contó, tuvo que luchar fieramente para rebajar el primer proyecto de maquillaje, pues parecía una mezcla psicodélica de Nefertiti y Lady Gaga. Temía Irene que saliera huyendo al verla de esa guisa. Aunque no había peligro, pues como es tradición en casi todas las culturas, resulta de mal fario que el novio vea a la novia antes de la ceremonia. Así que cada vez que me acercaba por allí, las nenas me agarraban del brazo y tiraban de mí al grito de “Dada, no, no see”.

Pero hay que reconocer que, tras las rebajas correspondientes, la dejaron monísima. La foto corresponde a los habituales posados post-ceremonia, y en ella se puede apreciar el saree rojo, el joyerío y la diadema (puro cartón piedra) que le encasquetaron. No me negarán que parece una auténtica and very nice Indian bride. Santoshi, por cierto, porta el cachirulo con bolillos que me fue encomendado, confío en que se hayan perdido las fotos en las que aparecía luciéndolo.
Ya estaba todo preparado para empezar la ceremonia…
(Continuará)
4 comentarios:
qué pena no haber estado para veros. Habrá alguna foto de pie? lo digo para apreciar como se debe el atuendo "locomía" y cachirulo a modo de gorro.Irene, como sale bien en todas las fotos, se ponga lo que se ponga....
la verdad, es que tienes cara de pocos amigos en la foto que estás con tus invitados, qué te pasaba?
¿Boda? ¿Segunda? ¿Qué me he perdido? Concejala del PP, padrinos locomiónicos.
Estoy mas confundido que Dinio a las 5 de la madrugada.
Chachi.
La descripción de tan magno evento es correcta, pero parecen escatimarse las imágenes. Se pide pues que se arroje más luz sobre el feliz acontecimiento.
Sobre el partido, una pena no haber tenido el empuje para enterrar al Madrid refinitivamente. Lamentable el planteamiento de Mou cuando todavía eran 11, en la prensa madrileña se menciona, pero no señala con suficiente vehemencia, una vergüenza! Lo positivo es que repetirá el miércoles, y entonces espero que se haga justicia y que la abrumadora superioridad (75% de posesión) se traduzca en una victoria que haga temblar los cimientos del madridismo.
Por cierto, paseando y hablando con Alba el otro día me confesó que no acertaba más a mirar los "santos" que aparecían en tus relatos sin atreverse a entrar en su lectura. Le propuse que te trasladaría la idea de escribir un relato "para niños" con sucesos sueltos, conectados u orientados a semejante audiencia.
Besos
BarÇa caca
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