En la playa

Habitación 101, Hotel Akash, Purulia. Oculto aquí, fugado del colegio, escribo este tardío post. Siento el retraso y la consiguiente impaciencia, pero es que en el cole estamos sin luz desde el sábado pasado, cuando volvimos de la playa. Y como sospecho que aún estaremos algún día más en la misma situación, he decidido escaparme, registrarme con nombre falso en un hotel y completar aquí la narración de éstas y algunas otras aventuras. Por cierto que este hotel es uno de los más lujosos de Purulia. Y debo decir que, para los estándares locales, está muy bien. ¡Ducha!, ya vuelvo a recordar lo que es, e incluso aire acondicionado. Tanto lujo, a un precio que no daría ni para una habitación por horas en pensión de mala muerte (Tía Paca, por ejemplo) por los aledaños de la Puerta del Sol, ya sabéis, de las de desfogue rapidillo (¡ah!, ¿que vosotros nunca…?). A pesar de sentir una casi irresistible tentación de quedarme aquí, me volveré mañana, que empiezan las vacaciones en el colegio y quiero estar con algunas de las nenas antes de que se marchen. Pero aprovecharé el día para completar algunas tareas que tenía pendientes y, también, para dedicármelo a mí, que estaba necesitando un rato on my own, ya entenderéis por qué a lo largo del post.

Pues sí, nos fuimos a Digha, a la playa, ¡y conseguimos sobrevivir! A pesar de que en ocasiones llegué a dudarlo. Pero… ¡orden!, pongámonos cronológicos. Y acompañémoslo con muchas imágenes, que ilustrarán más que lo que yo pueda contaros.

Salimos el jueves pasado, por la tarde. El autobús que habíamos reservado nos esperaba en Purulia, más que nada porque no hay manera de que un vehículo grande llegue al colegio, los caminos no dan de sí. Así que, tras sopesar las distintas posibilidades, decidimos que lo mejor era ir andando hasta la estación de tren más cercana, Dangrutu, y desde allí ir a Purulia. Las nenas, por supuesto, estaban ya preparadas un par de horas antes de la prevista, revoloteando por ahí, reclamándonos, Dadaaaaa!, no solo a mí, también a Andy y a Jennifer, la pareja de voluntarios (él, americano, ella canadiense) que ahora están por aquí. Nosotros tres, junto con dos Didis, Sunita y un tipo del que hablaré luego, éramos el staff; unas 45 niñas completaban la excursión. Nos pusimos en marcha, ¡vaya una comitiva colorista!, para recorrer el par de kilómetros que nos separan de la estación. Didi Vratiisha se quedó arreglando un par de cosillas en el colegio, pero al rato nos pasó velozmente montada en su Scooter, ¡paso al demonio naranja!, Kenny motorizado. En la foto la veréis, a los mandos del bólido. En realidad, llamar estación a la de Dangrutu es mucho decir, es apenas un apeadero en el que el tren no para si no se avisa con anterioridad, como habíamos hecho nosotros. Y menos mal que paraba, porque casi tuvimos que subir en marcha, a empujones, a alguna niña hubo que lanzarla en volandas. Creo que voy a rebajar la categoría de la estación, que apeadero es también excesivo, porque nos montamos el tren desde las mismas vías, en una de las fotos podéis ver a Anupriya, míralo, míralo, por ahí viene el tren. Cada uno de los mayores teníamos asignado un grupo, a mí me tocó la Class 5, a algunas de las cuales veréis en la foto junto a Anupriya: en el tren jugamos a bautizar al equipo (beautiful team, decidimos), a numerarnos… En la estación de Purulia nos esperaba el autobús, el trasto que podéis ver en las imágenes, ¡oye!, el más lujoso que encontramos, que algunos de los que vimos eran para troncharse de risa (o morirse del susto). Por cierto que no fue propósito del fotógrafo sacar a la vaca que cruza por delante en la foto, simplemente, es que son ubicuas: las encuentras por las carreteras, por supuesto, metidas en alguna tienda, una vez una se coló en el colegio y estaba zampándose algo en la cocina… ¿Qué es Digha? Pues la playa por excelencia de la región, el lugar de turismo de alto standing (o alto starling, como se prefiera) de los bengalíes. Está al suroeste de Kolkata y como a unos 300 y pico kilómetros de Purulia, lo que, a los ritmos locales, se traduce en unas 10 horas de viaje. Bastante pesado. Aunque los asientos del autobús no estaban mal del todo, eran rechinables (y estas nenas son pequeñitas y flexibles, ya sabéis), y contábamos hasta con “aire acondicionado” (esto es, ventiladores que apuntaban a cada fila de asientos, modelo taxista madrileño, para daros una idea). La decoración, un tanto kitsch, como la de todos los vehículos de aquí, pero no era cuestión de fijarse en minucias. Como además teníamos tele, las nenas se pasaron el viaje entretenidas, ora atendiendo a las pelis que les iba poniendo (yo me colé en la cabina del conductor, a manejar el cotarro, bien sabéis de mis aficiones de pinchadiscos, Horacio Pinchadiscos, para más señas); ora planchando la oreja, que no hay niña, india o española, que no se quede roque con el traqueteo de un autobús, ahí no hay distinciones.

Llegamos como a las 3 de la mañana, con algunos problemas articulares, al menos en mi caso, y nos pusimos a buscar alojamiento. Hay hoteles medio lujosos en la zona, pero ya sabéis que aquí impera la austeridad, así que reservamos unas cuantas habitaciones medio cutres para dormir. Todo ello tras una ardua y muuuuy lenta negociación, ay, qué lenta, que ya amanecía, por Dios, Didi, cierra el trato cuanto antes. No es que saliera muy caro, porque con la capacidad de amontonamiento que lucen por aquí, conseguimos meter a los 50 de la expedición en seis habitaciones (cada una con dos camas grandes). Teniendo en cuenta que una la compartíamos el acoplado (al que volveré luego) y yo, podéis echar las cuentas (bueno, restad a Andy y a Jennifer, que se cogieron una para ellos). Cerrado el trato, me encaminé gozoso, liderando a mi grupeto, hacia la playa. Una playa espléndida, el sol saliendo por el horizonte, vamos beautiful team, vamos pa’dentro. Pero, ¿y los demás? Vuelvo la cabeza y las veo a todas al principio de la playa, dos puntos naranjas y un fondo de cabecitas, ay, ¡sesión de meditación! ¿Pero será posible, a unos metros de una playa que no han catado nunca, y ni hoy perdonamos la sesión? Pues no, no hubo manera. Así que, cuando mi grupo ya había saltado todas las olas posibles y estábamos completamente empapados (huelga decir que aquí se bañan vestidos), se unieron los otros. Al principio, temerosas, pero entrad, que no pasa nada, no, Dada, very big waves!... un rato después, ya imparables, locas, brincando, remojándose, hasta nadando alguna. De risas, caras de felicidad. Mejor ver las fotos. Salvo una o dos de las niñas, ninguna había visto el mar antes. Tampoco las Didis, ni Sunita. A las Didis hubo que sacarlas con ayuda de los GEOs del mar.

¿Qué decir del resto de la excursión? Pues que tuvo pros y contras. Para no alargar esta narración con detalles, os diré que los pros coincidieron siempre con los momentos en que fuimos a la playa, para bañarnos, o simplemente para quedarnos hipnotizados con el sonido de las olas. Mirad las caras de Anjanna, de Piyali o de Rupa. O cuando visitamos, ya por la tarde, un parque, y nos montamos en los columpios, para luego organizar batallas navales con las barcas de pedales del pequeño lago, ¡a por aquellas!, ¡cuidado que nos atacan las otras! Cómo disfrutaron las nenas…

Los contras, claro, cuando había que organizar cualquier cosa. Pero creo que ésos los dejaré, si acaso, para la segunda parte de este post, que si no me va a quedar muy largo. Hasta entonces, besos a todos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Gallardo!

Nos alegramos de su reaparición, pero el post no tiene nada de largo!!! Al contrario, se ha hecho cortísimo... No tarde mucho en su próxima entrega! Siga cuidándose mucho! Bss

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con la/el anterior comentarista.
Celebramos tu reaparición querido Propulo, peeero se ha hecho recorto este post...
Lindo, sí. Y las fotos más...tú parece que vas a salir volando...lo del ensimismamiento con el horizonte marino, más la primera vez que te pierdes en él, es precioso en la cara de cada nena. Me gusta el nombre de tu grupo :) (¿haciendo pruebas para el de la secta?)
No hace mucho comentaba con alguien los posibles motivos de éste fenomeno que hipnotiza a todo mortal en cualquier latitud posible; las teorías que triunfaron fueron: una, porque de ahí venimos y por eso el 70% de nuestra composición es agua salada y la segunda, porque el sonido del mar nos recuerda al seno materno y por tanto nos arrullamos con él al ritmo y la paz que ese recuerdo nos trae. Me gustaría saber en qué pensaba cada niña...¿Se lo preguntaste?
Bueno, quedo impaciente a la espera de la segunda parte.
besos

Anónimo dijo...

Un pequeño paréntesis informativo, aunque parece que te mantienes al día en todo: No queda mucho para que estrenen la peli del "Capitan Trueno" ( ¿Lo sabías?) ¡pero al loro! ¿Sabes quién hace de Sigrid? La Pataki tío, La Patakiii! Tienes un trailer chulo en YouTube -Salvation will come with the sound of a thunder- frase que se aplica ahora mismo a vuestra sequía... Y yo me quedo cantando algo más local:
"Vuelve Capitán Trueno, haz que gane el bueno, vuelve Capitán Trueno haz que gane el bueno, vuelve Capián Trueno que el mundo está al reveeeés"...laralaralarala... :)

Anónimo dijo...

Sí señor! Vaya fotos! Llenas de frescura y vida. Mu chulis. Me como con patatas mi crítica anterior. Os podéis meter conmigo todo lo que queráis...
A mí también se me ha hecho cortíiiiiisimo!
ra
PS: A tí que te sinceraste, eres una valiente. Gracias por tu comentario. "Uno que pierdes dos que encuentras" (dicen en Francia). Suerte.

Anónimo dijo...

Lo de la teoría del mar está bien, pero alguien ha dormido en una habitación con las ventanas abiertas y zumbando las olas a escasos 10 metros? pues realmente se aguantan un par de ellas a la tercera estás pensando en qué momento cogiste una habitación con vistas al mar.Y para los juegos tampoco está mal pero en cuanto tragas agua dos veces y se te llena el bañador de arena añoras una piscina. Lo siento la gente urbana somos así, pero me alegro por los que se toman todo esto con espiritualidad.

Anónimo dijo...

Jejejeje, el comentario urbano tiene mucho de cierto, aunque lo de la arena en el bañador se soluciona bañandose sin él...¡¡opción impensable en las playas de la India!! uf! la de arena que debían tener todos al final de cada ida a la playa...Pero aunque la noche a ritmo de rompeolas puede ser de no dormir, ¿A que sí te has quedado ensimismado/a con el horizonte marino más de una vez?
Propulo, ¿Qué ha pasado en esa habitación de hotel que pasaste olímpicamente del ordenata y nos dejaste sin segunda parte? ¿Sigues en la ducha quitandote la arena? :D
besos

Helen dijo...

Buenas... VAYA POST!!! Genial! La cara de las niñas habla por si solas! Me apunto a la pregunta que hacian en el 2º comentario... ¿les preguntastes que pensaban? Debían de estar felices!! Una amiga canaria vio nevar por primera vez este año y recuerdo sus sms y sus llamadas (la joven es de mi 5º y parecía tener 9 años, jejeje), así que creo hacerme una idea de lo que pudieron vivir las niñas! Toda una experiencia!!!
Por cierto... deja los contras, haz un breve comentario y luego olvidalos, para que los queires? Es precioso lo q has contado!!!!!
Ahm... y... un post cortito, que lo sepas!!!
¿cuando vuelves? Habrá que celebrar tu regreso y mi final!!
Bss!!

K. dijo...

Lo que pasó en la habitación nº 101 fue lo siguiente: Llamé a la puerta.
- Soy K.
- A ver, enséñame los shurikens por debajo de la puerta.- Y se los pasé. Así fue como confíado él y desarmada yo, SuperDada me abrió la puerta de la habitación nº 101 del Hotel Akash, Purulia, Bengala Occidental, India, completamente desnudo.

Anónimo dijo...

Aaaah ¡vale! debí haberlo imaginado...K. fué a la habitación 101. Tenía que ser algo así, porque con electricidad, ducha y aire acondicionado, no podía ser que te hubieras marchado a otro sitio...¿Cómo no pensé antes que sabrías que iría, que la estabas esperando? :)
No es por desanimaros chicas, pero temo que la que pedía ser "la favorita" ya llegó tarde. Y la que quería ser "the one and only" lo lleva claro.
Los demás, todos, nos vamos a quedar esperando la segunda parte. ¿Quién en su sano juicio cambiaría las frías teclas de un ordenador por la suave y oscura piel de K?.
Pues eso...

Publicar un comentario